LA RÍA DE BILBAO.ACUARELA DE PALOMA ROJAS

jueves, 23 de febrero de 2012

MI HOGAR ES MI CASTILLO



BOTES,ACUARELA DE PALOMA ROJAS


La nevada ha sido tan intensa que se han visto obligados  a permanecer en el hotel de alta montaña.  La nieve llega hasta el alféizar de las ventanas del piso bajo e imposibilita  abandonar el edificio.
Los clientes, atrapados, se han resignado a lo inevitable y se han  organizado de la mejor manera posible. Algunos, sentados    alrededor de la chimenea, intercambian  experiencias  de  situaciones similares. Otros escogen una esquina silenciosa y se dedican  a la lectura. Los  que gozan con la música se han apoderado de otro de los salones.  Alguien ha descubierto un viejo juego de ping-pong y  organizan ruidosas  competiciones.  . Se respira   un ambiente de despreocupado bienestar.
Blanca, se ha refugiado en un pequeño cuarto de estar del primer piso. Las  circunstancias inesperadas le brindan  la oportunidad de enfrascarse en la lectura que, como predicción de lo que ha sucedido comienza diciendo: 

“Dos hombres- un hombre mayor y un muchacho joven-, acompañados de un perro, quedan al cuidado de un albergue de alta montaña durante los meses en que éste se mantiene totalmente aislado por la nieve.
Los dos hombres y el animal permanecen hasta la primavera en aquella cárcel de nieve, con la inmensa y  blanca pendiente del Balmhorn como única visión; rodeados de cumbres pálidas y brillantes, encerrados, bloqueados, sepultados bajo la nieve que asciende a su alrededor, que envuelve, abraza, aplasta la casita, que se acumula en el tejado, ciega las ventanas y tapia la puertas.
La vida dentro del albergue, va gradualmente haciéndose más opresiva y la convivencia con el viejo Hans y el perro, más difícil.  La  soledad va haciendo mella en el estado anímico y la mente del joven Ulrich, quién terminará por reaccionar de manera violenta  a la constante conversación del viejo Hans y al  mal olor del perro.”

No avanza mucho en su lectura. La situación  le trae a la mente  recuerdos  nunca   borrado de su memoria.
Lourdes, su  hermana mayo, había muerto inesperadamente.  Una  enfermedad mortal  de corta trayectoria. Y Blanca,  la pequeña de  las  dos hermanas, una criatura alegre de arrolladora simpatía, se había convertido en una niña triste y desamparada. La profunda soledad asomaba a su cara pecosa y redonda, en la que un par de ojos pardos, traslucían  el abismo de dolor silencioso que experimentaba,  sin poder llegar a traducir en palabras lo que  sentía.
La  desaparición de sus padres  había roto algo  en su alma que nunca volvió a componerse. Pero le había quedado Lourdes, a quién confiaba sus penas.  Ahora no tenía nadie a quién contar lo que le ocurría. Alguien que le explicara  qué le sucedía,  qué le esperaba  en el futuro. Alguien a quién abrazar cuando la sensación de vacío,  de no ser,  se apoderaba de ella.
Recuerda  con un sentimiento de paz y  consuelo, el giro que había experimentado  su vida cuando, después del entierro de su hermana,  se quedó a vivir en casa de sus tíos. El tío Pedro, un carácter ecuánime y sereno, inspiraba seguridad. No se perdía en palabrería inútil,era siempre afectuoso  y acogedor. Observaba sin que se notara  y tenía el comentario oportuno para las situaciones difíciles.  La tía Rosa,   alegre, optimista,  con un corazón de oro. Y la pequeña María, su única hija,  sorprendida de tener repentinamente  una hermana mayor, le seguía por toda la casa como un rabo sigue a su perro.
Le gusta revivir aquellas tardes de invierno, cuando el cuarto de estar  se convertía en la sala de juegos en los que participaban los cuatro. Las puertas cerradas, el murmullo de la leña chisporroteando en la  chimenea, los cortinones corridos y todas las luces encendidas. Complejos  negocios  inmobiliarios  con el Monopolio; competiciones de habilidad con los palillos chinos.   
Tardes  interminables y distraídas en las que el dolor se fue   mitigando, no atreviéndose a cruzar la puerta   del comedor; un bunker,  que le aseguraba la existencia de un cariño real, auténtico; nada era fingido ni mecánico.  La querían  y querían curar las heridas que la vida le había infligido.
La cadena de su vida se había roto por varios eslabones pero ahora estas tres personas contribuían  a  rehacerla.
Le gusta  la expresión inglesa de Mi hogar es mi castillo, que tío Pedro repetía con frecuencia.   Ese  hogar ha sido  sus raíces, su puerto seguro, su  fortaleza,   su defensa.   Un refugio compacto e imposible de penetrar para los no invitados  y  que solo se abría al exterior cuando ella así lo deseaba. 
Una leve sonrisa vaga por su rostro: ese era el problema del joven Ulrich, el viejo Hans y el perro: no  conocen lo que es amar y ser amados.

P.D.Este es un trabajo realizado para las clases de Escritura Creativa. Se nos entregaron distintos  párrafos  extraídos de diversas novelas. El ejercicio consistía en utilizar esos párrafos, bien uniéndolos entre si, bien partiendo de alguno de ellos, bien cambiándolos de forma adecuada.
Los párrafos utilizados por mi son los que figuran como el pasaje del libro que Blanca lee, unidos a su vez por alguna añadido de mi parte para que tuvieran sentido.

8 comentarios:

  1. Hola amiga, una buena historia, espero que siga, aunque creo que ha sido un trabajo, me ha gustado de todas maneras.Besitos.

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    1. Mª Carmen, lo tuyo es rapidez, verdaderamente. Acabo de subir esta entrada. Con seguidoras como tu me siento muy arropada. Efectivamente, ha sido un trabajo, ya realizado y terminado. Aunque, efectivamente, se podría seguir. Quizás algún día.
      Un abrazo fuerte

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  2. No se que te habrá dicho el profesor, pero a mi, me ha parecido bastante bueno.
    El párrafo que te han dado está bien integrado y si tu no lo explicas no se sabe que no es tuyo.
    Un abrazo y a seguir trabajando

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  3. Me alegro de que te haya gustado. En el Taller de escritura, les pareció bien. No me hicieron excesivas correccionens ni tampoco enhorabuenas. En mi propia opinión, le falta algo, como no haber dado en el clavo, no conseguir decir exactamente lo que quería. Pero, efectivamente, como dices, hay que seguir trabajando.
    Un abrazo fuerte

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  4. Veo que el taller de escritura está calando hondo en tu espiritu de escritora. El relato es muy bueno, al menos, así me lo parece, es mi humilde opinión.

    Un beso y un fuerte y calido abrazo

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  5. Nerim, me encantan esas "humildes opiniones" tan optimistas y alentadoras. Tamibén es verdad que un Taller de escritura, va creando en uno mismo, un espíritu crítico, que le ayuda a ver lo que hacía mal antes. Ahora habrá que esperar a que no solo tenga esos efectos, si no que ayude también a ser más creativa. Todo se andará.
    Muchas gracias por tus palabras.
    Una brazo fuerte

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