LA RÍA DE BILBAO.ACUARELA DE PALOMA ROJAS

jueves, 25 de noviembre de 2010

PERSONAJES DE MI VIDA




EL CURA, LAS ESTRAPERLISTAS Y EL INSPECTOR.



Mi madre había hecho una promesa. Ir a Zaragoza para rezar delante de la Virgen del Pilar. Su promesa involucraba a toda la familia, esto es: a mi padre, Marisa y yo, porque mi hermano no había nacido todavía. Por eso puedo datar la aventura: año 1943. Plena postguerra. Nunca nos dijo la razón de su promesa. Pero lo que sí nos comunicó fue que esta implicaba otros pequeños detalles insignificantes como viajar en segunda y alojarnos en un hotel que casaba con un viaje en ese tipo de vagón.
Viajar en segunda en aquellos tiempos era trasladarse en renqueantes trenes de carbón, de asientos de tiras madera, con vagones corridos que daban a un pasillo lateral por el que circulaban o se estacionaban todos aquellos que no habían conseguido billete de asiento
Recuerdo poco del traslado a Zaragoza. Como siempre, antes de emprender un viaje muy de mañana, mi madre me había insinuado si no quería ir al baño. Los baños de los departamentos de segunda, no eran precisamente de Porcelanosa. Con firmeza había asegurado que no.
No más bien habíamos emprendido el camino a la estación, que, cogida de la mano de mi madre, susurré "quiero ir al baño" y mi madre, decidida y rotunda me espeto: "pues ahora te aguantas", como si yo fuera un grifo de agua que se cerrara a voluntad.
Pero por lo visto mi voluntad pudo sobre mis supuestas necesidades fisiológicas porque no recuerdo ninguna catástrofe definitiva.
Sí recuerdo,, sin embargo mi emoción al asomarme a la ventanilla y observar en las curvas la locomotora de carbon, hasta que un carboncillo entró en mi ojo y reculé asustada pensando que un perdigón juguetón me iba a dejar sin vista.
No retengo nada de la estancia en Zaragoza. Tan solo una nebulosa idea de haber estado en el Pilar, haber rezado con intensidad por la intención de mi madre, después de haber besado la columna de la Virgen. Hay que tener en cuenta que tenía cinco años.
Fue el viaje de retorno lo que no se me ha olvidado.
Nervios otra vez para coger el tren a tiempo. También en segunda, después de una noche pasada en un hotel de similar categoría, con sus correspondientes facilidades o incomodidades, quién sabe. Mi madre hacia las cosas con mucha coherencia.
El tren bullía con el movimiento del ir y venir de la gente. Frente a mi asiento se encontraban un sacerdote mayor- o eso parecía ante mis 5 años-. Muchas mujeres se ajetreaban entrando y saliendo en el vagón, con grandes bultos y bolsas enormes en los brazos, que sin mucho miramiento, con explicaciones ininteligibles, iban colocando debajo de los asientos del resto de los viajeros, antes de tomar asiento a su vez.
Mis cortas piernas se balanceaban alegremente por encima de los bultos. Los adultos mantenían las suyas apuntado rígidas hacia el viajero de enfrente. Yo no había prestado mucha atención a esta incomodidad porque me tenía hechizada el espectáculo que los bostezos del sacerdote que se sentaba frente a mí, me proporcionaba. En cada uno de ellos, los dientes de la mandíbula superior se deslizaban hacia abajo en busca afanosa de sus compañeros de la mandíbula inferior sobre los que se cerraban con un golpe seco, de modo que un agujero oscuro e intrigante hacia su aparición entre el labio superior y la dentadura reunida en la mandíbula inferior. Mis ojos parecían cosidos a aquel espectáculo inusitado. Lo nunca visto. Esperaba con impaciencia y absorta el siguiente bostezo para investigar con curiosidad aquel extraño fenómeno.
Mis investigaciones faciales, fueron interrumpidas repentinamente por la aparición de un inspector, que se dedicó a lanzar una reprimenda a las estraperlistas que abarrotaban el vagón. En medio de su arenga se dirigió al sacerdote para requerir de forma servil y untuosa su apoyo moral y la condena de estos hechos tan fraudulentos. Al verse requerido a dar una opinión condenatoria, el sacerdote respondió con una sonrisa(esta vez repleta de dientes) y una pregunta: "¿podría usted jurar, que en su caso, no haría usted lo mismo?". La pregunta me pareció tan interesante que me rebullí en mi asiento y por un momento interrumpí mis investigaciones faciales y trasladé mi intensa mirada interrogante a la autoridad responsable del orden público. Inexplicablemente este cerró la puerta corredera del compartimento y nunca volvió a aparecer. Me quedé perpleja. Era una pregunta sencilla pero por lo visto la contestación no lo era tanto.
No sabría explicar por qué pero por alguna razón que se me escapaba, yo estaba de parte del sacerdote
Continúe con mis investigaciones odontológicas con un nuevo interés y simpatía. Y hasta la oscura caverna inexplorada me resultó simpática.

sábado, 20 de noviembre de 2010

PERSONAJES DE MI VIDA


No diré su nombre porque sé con certeza que le disgustaría.

Durante varios años vivimos en la misma ciudad y compartíamos el mismo trabajo. Como yo, era extranjera en una nación europea. La diferencia estribaba en que para mi el país era un lugar lleno de recuerdos maravillosos y para ella era el Estado que había maltratado a su familia, aunque entonces yo lo ignoraba.

Ambas estábamos involucradas en un mismo objetivo : una empresa de solidaridad y paz entre las gentes.

Pero lo que yo no supe hasta después de muchos años fue que sus padres habían sido víctimas políticas del país en que residíamos. Nunca lo dijo, ni lo demostró con sus palabras o sus hechos: nunca un gesto de desagrado o disgusto o una solapada acusación.
Cuando en ocasiones yo me quejaba en voz alta de los defectos y errores de los nativos, ella me respondía y subrayaba que nuestro trabajo era precisamente ayudar a esa gente a superar sus deficiencias y volver a adquirir los valores que habían perdido en el transcurso de la Historia .

Con el tiempo ambas regresamos a nuestras respectivas tierras. Y cada una nos dedicamos a distintas actividades.

Fue entonces cuando accidentalmente me enteré de la realidad. La admiré más que nunca, por su silencio, por su trabajo esforzado y callado, POR SU CAPACIDAD DE PERDONAR Y OLVIDAR.
Nunca dijo algo que pudiera traslucir sus sufrimientos pasados. Sino que por lo contrario, supuso una gran ayuda y trabajó afanosamente en la empresa que nos habíamos propuesto.

Sé que a su regreso a su tierra , ha realizado una labor eficaz y positiva: ha contribuido a su engrandecimiento. Pero sigue guardando la misma actitud hacia el país que hizo sufrir al suyo.

NUNCA GUARDO RENCOR EN SU CORAZÓN

domingo, 7 de noviembre de 2010

PERSONAJES DE MI VIDA

JUTTA




La noticia me ha sobrecogido.

Me he encontrado con ella en contadas ocasiones. Nunca en eventos profesionales, sino en sencillas reuniones sociales. Sin embargo su gran modestia, me tocó el corazón. Mujer de poderosa inteligencia, tenía el talento de la sencillez. Dotada con el don de ponerse a la altura de los que sabían menos, sus palabras nunca evidenciaban la posible ignorancia de sus interlocutores. Poseía la característica de los grandes, saber hacer asequible lo que es difícil de alcanzar, actitud que presupone una gran humildad. Porque ella no se sentía superior a los demás.

Tengo entre manos uno de sus libros "Libertad vivida con la fuerza de la fe". Y precisamente esta mañana me he encontrado con estas palabras:
"La opción por Dios significa una opción por el hombre. Sólo si Dios existe, tiene sentido la vida humana. Sólo entonces el hombre no es un ser perdido en un cosmos insensible a sus preguntas y necesidades; y el mundo no se halla regido por leyes abstractas, ni por el ciego azar ni tampoco por un destino anónimo. La fe en Dios nos da seguridad y permite- incluso exige- que nos aceptemos incondicionalmente a nosotros mismos y a todos los hombres, porque somos aceptados también incondicionalmente. Todo lo creado está marcado por la bondad divina. Dios lo ha llamado al ser, ha querido que exista, y lo sigue queriendo para siempre". (Libertad vivida con la fuerza de la fe, pag. 42 )

No soy propensa al llanto, pero las lágrimas me han quemado los ojos cuando me he enterado. Es imposible entender a Dios; ¿ por que se lleva tan pronto a quienes pueden hacer tanto por Él y por la Iglesia?.

Quizás para que caigamos en la cuenta que quién hace las cosas es Él. Nosotros los hombres sólo tenemos que ser sus testigos fieles.

viernes, 5 de noviembre de 2010

VARIACIONES

VIAJE LONDRES BILBAO


Antiguo aeropuerto de Sondica

Ocurrió hace muchos años, ahora no podría suceder. La vida ha cambiado mucho y los vuelos baratos son moneda corriente, algo que Internet ha promocionado, facilitando la vida de los usuarios y reduciendo los costes en cantidades apreciables.
Se había enterado de la existencia de una compañía privada muy desconocida, que volaba de Londres a Bilbao, por un precio mucho más ajustado que los de las líneas oficiales reconocidas. Decidió probar suerte en uno de sus escasos viajes entre Londres y Bilbao.
Una de sus amigas lo había hecho con anterioridad y la información recibida era satisfactoria. Le advirtió que aunque no ofrecía todas las comodidades de las líneas regulares, funcionaba muy bien.
Una cosa había que tener en cuenta: por no ser una línea oficial, no era anunciada por los altavoces, aunque aparecía en los paneles de salida. Pero eso sí, había que prestar mucha atención para no perder el vuelo.
Los trámites de embarque y consignación de equipaje fueron ejecutados de manera fría, impersonal y eficaz por los empleados del inmenso Heathrow. Arrugaron la nariz cuando leyeron la compañía de vuelo y le pidieron en un inglés frío y académico, que deletreara su nombre y apellido, así como el nombre de la compañía en la que volaba, sus señas de referencia en Inglaterra, y algún otro detalle.
Una vez pasado el control estuvo tensa y atenta al panel de vuelos. En la larga lista de salidas, nunca aparecía el suyo. La hora de embarque se acercaba; aparecían otras compañías reconocidas con horarios similares al suyo pero este no parecía existir.
Inesperadamente apareció su compañía. Se apresuro a acudir al puesto de entrada. Era una extranjera con un contrato de trabajo doméstico en el país: todo eran preguntas, exigencia de detalles; la atención era burocrática, heladora: una trabajadora más que marchaba unos días de vacaciones con fecha de retorno. Absoluta indiferencia en el trato.
Dos horas y pico más tarde aterrizaba en el Aeropuerto de su ciudad de origen. La familia le estaba esperando agitando alegremente los brazos para que los distinguiera al bajar el avión. Cosa nada difícil dadas las dimensiones del aeropuerto y el entusiasmo del recibimiento.
Vino después la rutina de la revisión de pasaportes: Le sorprendió que el empleado encargado de este menester, escrutinara reiteradamente la fotografía y su rostro, la observara una y otra vez, para consultar luego con todo cuidado los datos de su pasaporte. Perplejo y disconforme, se rascaba la cabeza.
Ella esperó con paciencia a todo este examen y cuando estaba a punto de preguntar: "¿ocurre algo?" el empleado carraspeo y con una voz mitad amistosa y mitad tímida preguntó "¿no será usted de los Yurretaonaindia Larrinogoitia de Apatamonasterio?" Ante la sorpresa de tal pregunta se apresuro a responder con una sonrisa abierta que no lo era, que era de Bilbao. Disculpándose, el empleado comentó:"perdone usted, pero como son los mismos apellidos y son conocidos míos he pensado que quizás era usted pariente"
Se sintió en casa. No era un número ni un pasaporte. Era acogida como alguien del clan, con un trato personal respetuoso y afectuoso.