LA RÍA DE BILBAO.ACUARELA DE PALOMA ROJAS

viernes, 31 de diciembre de 2010

MIS MEJORES DESEOS PARA UN AÑO 2011 A TODA VELA, PLENO DE ESPERANZAS CUMPLIDAS

A vela por la Bahía, acuarela de Paloma Rojas

lunes, 20 de diciembre de 2010

MIS MEJORES DESEOS PARA UNA NAVIDAD LLENA DE FELICIDAD Y UN NUEVO AÑO PLENO DE ESPERANZA





sábado, 11 de diciembre de 2010

VARIACIONES

ANTES Y AHORA


Acuarela de Paloma Rojas." Niños en la playa"

Antes, el diario quehacer le venía dado por las exigencias de la vida.
Antes, el día no era suficiente para todo lo que había que hacer.
Antes, todo el mundo a su alrededor clamaba por su atención: la necesitaban.
Antes, la vida no se concebía sin su presencia, sin su impulso, sin su atención
Antes, la familia no daba pie con bolo en su ausencia.
Antes, nadie acertaba a encontrar las cuentas del teléfono, ni el paraguas, ni el seguro del coche, ni el extracto del banco, ni el bolso de fin de semana.
Antes, era ella quién solucionaba los problemas, daba ideas, consejos, experiencias.
Antes, su vida social era intensa y frecuente: tenía muchos conocidos y pocos verdaderos amigos
Antes, esperaba con interés lo que la vida le iba a traer en el futuro.
Antes, se reía a carcajadas.
Antes, no tenía pasado que recordar: todo era presente
.
Acuarela de Palomas Rojas. "Desde Erandio2.

Ahora, tiene que buscar con afán como llenar cada día.
Ahora, tiene que llamar a la familia cada día para saber algo de sus vidas.
Ahora, tiene que hacerse útil para los demás.
Ahora, se preguntar dónde ha dejado las gafas, para ver el extracto del banco, para enterarse si el seguro del coche ha sido renovado y para saber porque la cuenta del teléfono ha subido tanto.
Ahora, tiene muchas y muy buenas amigas.
Ahora, sus estancias en las ciudades por donde andan dispersos los hijos llenan muchos días de su vida.
Ahora, tiene que escuchar las opiniones ajenas y no molestarse si nadie tiene mucho interés en conocer las suyas propias: cosas de la abuela
Ahora,, tiene un rico pasado que no puede ni quiere olvidar.
Ahora sus nietos le adoran
Ahora, es feliz con la calma, el sosiego, con los recuerdos.
Ahora, sonríe con serenidad incansable.
Ahora, las noticias no le alarman; nada es nuevo, todo ha ocurrido ya antes

domingo, 5 de diciembre de 2010

VARIACIONES

UNA CAÍDA CON SUERTE



Sonó el teléfono interior. Instintivamente supo que eran las primeras horas de la madrugada. "Ha entrado alguien en la casa" pensó con inesperada tranquilidad. Descolgó el auricular y la voz trémula de su nieta llegó apagada:

"Abuela, hay un hombre en la casa".


En un susurro, preguntó: "¿Te encuentras bien?"

"Baja, abuela, ¡corre!"

Se arropó con el salto de calma, salió de su habitación y bajó las escaleras hacia el primer piso del chalet, tan rápido como su artritis le permitía. Por su mente cruzó la idea de que el ladrón pudiera estar armado. Recordó que el armario de herramientas estaba en el descansillo. Cogió un martillo y siguió presurosa hacia la habitación de su nieta.
La encontró acurrucada en la esquina más alejada de la habitación.

"¿Dónde está?" preguntó decidida.


"Ha salido corriendo. Me despertó la luz de una linterna que apuntaba hacia mí; cuando pregunté si eras tú, cerro la puerta con cuidado y no sé dónde ha ido."

La abuela se volvió hacia una de las ventanas que daba al pequeño hall de la primera planta. Estaba abierta. En el suelo se veían las huellas embarradas de unas pisadas. Se asomó por la ventana y comprobó con desmayo que la escalera de mano del jardín estaba apoyada en la ventana. No había rastro del hombre al pie de la escalera. Cerró la ventana con energía.

"Se te ha olvidado cerrar esta ventana, como todas las noches. Ponte la bata y vamos a buscarlo. Coge el palo de hockey y sígueme"

Su nieta le miró asombrada. Pero no dudó en seguir a la abuela. Le daba mucha seguridad; era decida y brava.
Armadas con el martillo y el palo de hockey, recorrieron toda la casa, piso por piso, habitación por habitación, escudriñando en los rincones; detrás de todos los cortinajes, debajo de las butacas y de las camas, en los cuartos de baño, dentro de la ducha, en todos los armarios y huecos que tuvieran una puerta exterior, en la cocina, en la despensa. La nieta se sorprendió a sí misma abriendo el horno y comprobando que estaba vacío. Miró a su abuela, y con un mohín de disculpa, susurro
:


"Nunca se sabe"

"No puedo pensar en ningún otro sitio, lo hemos visto todo, vamos al jardín". La anciana fue a coger las llaves de la casa; el cajón de la mesa de entrada estaba vacío.

"Sígueme", indicó, enérgica, a su nieta.

Tiró de la puerta con fuerza y allá, frente a ellas, se encontraba el ladrón, temeroso y suplicante. Contemplaba las dos enérgicas armas de defensa con temblor incontrolado.

"Aquí, fuera, era el único sitio seguro" balbuceó, mientras les tendía las llaves.

Atónita ante la necedad del individuo, la abuela se dirigió a él con fuerte voz conminándole a entrar. Una vez en el interior de la vivienda, le guió hasta la ventana del pequeño hall:

"Vas a salir por donde has entrado, no por la puerta grande"

"Tengo vértigo" suplicó, "me es fácil subir, pero no puedo bajar".

"Es lo mismo, ¡hazlo!. Y sin gimoteos"


Cayó despatarrado en el suelo. Ambas mujeres corrieron escaleras abajo y salieron de la casa para averiguar que le pasaba. Se había roto una pierna.
"Llama al 112", indicó la anciana a su nieta.

Cuando llegó la ambulancia, comprobaron que efectivamente la pierna estaba rota por varios sitios .Le trasladaron al hospital.
A los pocos días llegó una orden del juzgado requiriendo la presencia de la anciana en comisaria. Se le acusaba de ser la culpable de provocar un accidente, por el que un hombre joven había sufrido graves roturas, heridas y contusiones. Hechos por los que se le pedía una alta indemnización.
Una vez leídos los cargos contra ella, se rió entre dientes, cruzo las piernas, entrelazó los dedos de las manos con serenidad y calma y comentó en voz alta:


"Agradecería mucho que comunicaran al ladrón de mi parte, que la próxima vez que desee visitar mi casa, lo haga por la puerta principal. También le pediría como un favor especial, me indicara con tiempo los objetos que desea llevarse para su uso personal; de esta manera puedo dejarlos debidamente preparados para que los recoja sin demora. Este sistema de transacción de bienes que sugiero me resultará más económico que el intentado por el pobre joven descoyuntado".