LA RÍA DE BILBAO.ACUARELA DE PALOMA ROJAS

viernes, 21 de mayo de 2010

VARIACIONES

CASA DE MUÑECAS
Cuando eran niñas solían jugar juntas durante las obscuras tardes de invierno. Sus nombres eran Paloma y Nieves. Para ellas ningún día ira igual al otro, ni en los juegos, ni en las circunstancias. Casa uno era producto de la imaginación del instante.

Un día eran madres de familia, sacando a sus pequeños a jugar a un parque imaginario. Otro, se apresuraban a montar, con toda la familia de juguete, en un tren a punto de ponerse en marcha. Varias sillas colocadas encima de un par de mesas era su inesperado expreso. En algunas ocasiones se subían sobre los tacones de la madre de Nieves y vestidas con trajes de las hermanas mayores, asumían nombres de las personas influyentes de la burguesía de la ciudad e imitaban sus gestos y conversación .

Pero la llegada de una casa de muñecas victoriana, regalo de la abuela de Nieves, cambió el ritmo de los juegos invernales. Había pertenecido a generaciones anteriores. Ocupaba la mitad de la pared del cuarto de juegos. Y sobresalía un metro hacia el centro de la habitación. La fachada se abría hacia el exterior y dejaba ver todo el número de salones, lounges, sitting-rooms, tea-rooms, baños con sus jofainas y bañeras diminutas, cuarto de los juguetes de los niños de la casa, habitaciones, cocinas, lavaderos, cuarto del carbón.

No eran conscientes de ello, pero se trataba de una antigüedad de origen británico que reflejaba fielmente la época de los muebles y el vestuario.
Los dueños de la casa iban decididamente vestidos del siglo XIX: los gemelos de las camisas eran como cabezas de alfiler, los cigarrillos, diminutos palitos blancos, las lamparas tenían innumerables tulipas enanas y se encendían cuando se accionaban los casi invisibles botones de luz. Paloma quedó hechizada por la casa. Durante los meses que faltaban hasta la próxima fiesta de Navidad, a penas podía conciliar el sueño: soñaba con pedir a los Reyes una casa de muñecas construida según su imaginación le dictaba: el siglo no estaba muy especificado en sus imaginaciones, pero, eso sí, tendría ascensor, con unos diminutos botoncitos blancos para subir al piso requerido. El mayordomo, dirigiría los pasos de los visitantes hacía el artefacto. El chofer tendría una gorra de plato. Y el coche estaría en el garaje construido en un edificio aparte.
La Navidades llegó. Los regalos llegaron. Y Paloma se quedó desconcertada ante un paquete algo abultado pero no lo suficiente como para poder contener algo tan grande como había soñado.

Lo abrió con expectación y temor. Poco a poco fue apareciendo un tejado, de color rojo, seguido del resto del edificio de color azul. Abrió ansiosamente la puerta de acceso al interior: era rosa palo.
Se quedo petrificada al ver que no tenía más que dos pisos, uno arriba y otro abajo, incomunicados, vacíos de muebles. No hacia falta ascensor, los botones de subida era superfluos, el chofer, innecesario, porque no había un garaje. Los gemelos inviables porque era evidente que el presupuesto familiar no iba a dar para tanto lujo. Y el mayordomo no tenía cabida en las cuatro paredes.

Jugó poco con aquella casa, pero en sus noches insomnes, siguió construyendo un inmenso MANOR con amplios salones, bibliotecas con las paredes forradas de libros hasta el techo, comedores imponentes, mesas servidas con platos de dos centímetros de circunferencia, cubiertos diminutos, vasos del tamaño de la uña del dedo meñique de un bebe; Holbeins, Gainsburies y Reynolds contemplaban a los comensales desde las empaneladas paredes. Los inmensos jardines descendían suavemente hasta un lago rodeado de rododendros.

Cuando años más tarde visitó Irlanda y vio la casa de muñecas que Sir Nevile Wilkinson había realizado para su imaginativa hija Guendolin, en el condado de Wicklow, se dio cuenta de que no había sido la una niña desorbitadamente soñadora, aunque sí menos afortunada, que la pequeña niña Irlandesa.

Sobretodo, la guerra había entorpecido sus sueños irrealizables.

martes, 11 de mayo de 2010

MISCELÁNEAS

No puedo resistirme a la tentación de incluir esta entrada, aunque no tenga mucho que ver con el título del blog. Aunque, pensándolo mejor, también se trata de otro intento: el de culturizarme, el de saciar mi curiosidad innata y enriquecerme con nuevos conocimientos o desempolvar los ya existentes pero casi olvidados.
Después de cuatro cursos en "Las Aulas de la Experiencia" de la UPV, este último mes de abril tuvo lugar la entrega de los DIPLOMAS del "TITULO UNIVERSITARIO EN CIENCIAS HUMANAS".
Han sido cuatro años muy intensos , en los que tuve que poner a prueba mi capacidad receptiva y retentiva(aquí fracasé totalmente). He disfrutado mucho, he conocido a gente de cuya amistad me congratulo. Se me han abierto campos nuevos que han ampliado aún más mis ambiciones intelectuales. Recuerdo con especial agradecimientos a los profesores de los cuatro cursos; cada uno aportó diferentes facetas del saber, pero entre todos me han dado una visión de conjunto que me ha ayudado a relacionar las distintas material.
Gracias a todos por vuestra sabiduría y por vuestra amistad.
Y gracias también a mi hermano por el comentario que incluyó en su post. Me ha hecho especial ilusión porque es un juez severo, que no se priva de decir lo que piensa.