LA RÍA DE BILBAO.ACUARELA DE PALOMA ROJAS

viernes, 5 de noviembre de 2010

VARIACIONES

VIAJE LONDRES BILBAO


Antiguo aeropuerto de Sondica

Ocurrió hace muchos años, ahora no podría suceder. La vida ha cambiado mucho y los vuelos baratos son moneda corriente, algo que Internet ha promocionado, facilitando la vida de los usuarios y reduciendo los costes en cantidades apreciables.
Se había enterado de la existencia de una compañía privada muy desconocida, que volaba de Londres a Bilbao, por un precio mucho más ajustado que los de las líneas oficiales reconocidas. Decidió probar suerte en uno de sus escasos viajes entre Londres y Bilbao.
Una de sus amigas lo había hecho con anterioridad y la información recibida era satisfactoria. Le advirtió que aunque no ofrecía todas las comodidades de las líneas regulares, funcionaba muy bien.
Una cosa había que tener en cuenta: por no ser una línea oficial, no era anunciada por los altavoces, aunque aparecía en los paneles de salida. Pero eso sí, había que prestar mucha atención para no perder el vuelo.
Los trámites de embarque y consignación de equipaje fueron ejecutados de manera fría, impersonal y eficaz por los empleados del inmenso Heathrow. Arrugaron la nariz cuando leyeron la compañía de vuelo y le pidieron en un inglés frío y académico, que deletreara su nombre y apellido, así como el nombre de la compañía en la que volaba, sus señas de referencia en Inglaterra, y algún otro detalle.
Una vez pasado el control estuvo tensa y atenta al panel de vuelos. En la larga lista de salidas, nunca aparecía el suyo. La hora de embarque se acercaba; aparecían otras compañías reconocidas con horarios similares al suyo pero este no parecía existir.
Inesperadamente apareció su compañía. Se apresuro a acudir al puesto de entrada. Era una extranjera con un contrato de trabajo doméstico en el país: todo eran preguntas, exigencia de detalles; la atención era burocrática, heladora: una trabajadora más que marchaba unos días de vacaciones con fecha de retorno. Absoluta indiferencia en el trato.
Dos horas y pico más tarde aterrizaba en el Aeropuerto de su ciudad de origen. La familia le estaba esperando agitando alegremente los brazos para que los distinguiera al bajar el avión. Cosa nada difícil dadas las dimensiones del aeropuerto y el entusiasmo del recibimiento.
Vino después la rutina de la revisión de pasaportes: Le sorprendió que el empleado encargado de este menester, escrutinara reiteradamente la fotografía y su rostro, la observara una y otra vez, para consultar luego con todo cuidado los datos de su pasaporte. Perplejo y disconforme, se rascaba la cabeza.
Ella esperó con paciencia a todo este examen y cuando estaba a punto de preguntar: "¿ocurre algo?" el empleado carraspeo y con una voz mitad amistosa y mitad tímida preguntó "¿no será usted de los Yurretaonaindia Larrinogoitia de Apatamonasterio?" Ante la sorpresa de tal pregunta se apresuro a responder con una sonrisa abierta que no lo era, que era de Bilbao. Disculpándose, el empleado comentó:"perdone usted, pero como son los mismos apellidos y son conocidos míos he pensado que quizás era usted pariente"
Se sintió en casa. No era un número ni un pasaporte. Era acogida como alguien del clan, con un trato personal respetuoso y afectuoso.

2 comentarios:

  1. ¡Menos mal Begoña! me has tenido en ascuas todo el relato, porque ya sabes que a veces las cosas no tienen ese desenlace tan fantástico, pobre, seguro que tenía los nervios a flor de piel, no es para menos, final feliz y es que ser de Bilbao es mucho ¿A que sí?
    Un abrazo fuerte, fuerte.

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  2. Buen final y buen destino de regreso, a mi me ha tocado antagonía por parte de agentes prepotentes en otros países y he tenido que emplear el don de la palabra para ponerles en su sitio diciéndoles que no tienen en cuenta ser la primera cara de ese país con la que se topa un extranjero,y deja que desear su mala representación.

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