LA RÍA DE BILBAO.ACUARELA DE PALOMA ROJAS

jueves, 8 de abril de 2010

VARIACIONES


NOCTURNO

La luna iluminaba con luz azul y fría los corredores y anchos pasillos que una mujer jóven alta, y esbelta recorría presurosa persiguiendo la suave y lenta melodía que sonaba en la lejanía: música extraña y tentadora.
Le atraía como un imán. No podía desprenderse de su llamada.

La cadencia se aceleraba mientras avanzaba a paso ligero por los inmensos salones vacíos, en busca del sonido que se iba haciendo más cercano, más nítido.

Obedeciendo a un impulso incontrolable, la muchacha echó a correr siguiendo el ritmo de la música, que se había transformado en trepidante, hechizada por la cada vez más extraña melodía. La larga bata de cola de tela ligera y delicada se revolvía alrededor de su figura, agitada por un viento fuerte y continuo. Los cabellos revoloteaban alrededor de su bello rostro al compás de su precipitada marcha.
Se paró ante la puerta de roble de doble hoja, alta y ancha. La melodía procedía de allá.
Giró la manilla de la puerta con extremo cuidado.

Poco a poco un débil haz de luz azul grisáceo se fue abriendo paso hasta hacer visible un inmenso salón sin muebles, suavemente iluminado por la luna.

En el extremo opuesto a la puerta, junto a un gran ventanal que daba al jardín, había un piano de cola abierto. Sentada frente a él, se recortaba la figura de una mujer con la espalda vuelta hacia la puerta. Vestía un traje obscuro, largo, con el pelo recogido en un elaborado moño. Se inclinaba sobre el teclado en una apasionada interpretación. La melodía era ahora arrebatadora.
Jadeante, sin aliento, espero clavada delante de la puerta que había cerrado tras de si.
La mujer se volvió muy lentamente y avanzó hacia ella deslizándose sobre el suelo: parecía flotar sobre las ricas maderas. La joven tuvo que hacerse a un lado para dejarla pasar. Vio como su mano de dedos largos y delgados, lenta, deliberadamente, hacía girar la manilla.
Entonces volvió la cabeza hacia ella y pudo verla a la luz de la luna: era un rostro sin facciones, en el que solo aparecía una ambigua sonrisa.
La oscuridad la envolvió en círculos concéntricos. Lo último que vio fue la figura etérea desapareciendo tras la puerta.
Todo quedó en silencio. Cayó al suelo desmayada.
Siempre la misma pesadilla, siempre el mismo desenlace.

4 comentarios:

  1. Siempre me quedo con las ganas de que siga la historia ¿por qué no te animas de una vez y escribes esa novela que te está costando tanto "parirla"? Creo que puedes

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  2. A ese Anónimo que creo me resulta muy conocido:Porque cada vez me doy cuenta de lo díficil que es escribir bien, escribir algo que merezca la pena. Hay que gente que es corredor de fondo y me temo que yo soy de 100 metros sólo. Cuando lees los clásicos o buena literatura, te das cuenta de que escribir requiere más cosas que simple deseo o inclinación a la escritura.
    Sin embargo no lo descarto.

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  3. Querida amiga, yo repito lo mismo, siempre me quedo con ganas de seguir leyendo, se me hace corto cada "relato" o trozo de algo hermoso, hay pocas oportunidades de leer cosas así en estas "pululosas" páginas donde aquellos que "pegan" sus "escritos" parece que llevan una simple carrera, conseguir seguidores a marchas forzadas para ser únicos en cantidad de gente, luego querida amiga, apenas leen cosas interesantes como estas. Gracias por dejarme compartir esas autenticas letras.
    un abrazo

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  4. Por fin, he dado con tus blogs!!!. He estado un poco lenta en caer cuales eran los tuyos, me perdía en la maraña de los que sigues. Veo que te dedicas a pintar. No entiendo mucho de pintura, pero me parece que merecen la pena. Y veo también que eres una persona inquieta: la vida para ti no es un simple pasar y disfrutar, sino que tiene un sentido más trascendente. Alegra encontrar gente que piense de esa forma, no muy habitual, actualmente.
    Me alegro que disfrutes leyendo mis posts.
    Hasta el próximo.

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