LA RÍA DE BILBAO.ACUARELA DE PALOMA ROJAS

domingo, 5 de abril de 2009

LO QUE NO SE OLVIDA


MERIENDAS EN EL PARQUE




EL PARQUE. Así, con mayúscula; era nuestro mundo propio y encantado.
Pasábamos jugando en él lo que entonces me parecían horas sin fin, aunque posiblemente no fueran más que un par de ellas. Era una época feliz y despreocupada.

La merienda era a media tarde. Cuando presentía que era la hora, solía acudir a la persona que nos cuidaba y cogía parte para continuar jugando y volver después a por el resto.

Aquella tarde me había comida ya el bocadillo y me faltaba el chocolate con las galletas; alegremente me acerqué a "la Seño" - así le llamábamos- y ante mi mudo asombro me dijo sin inmutarse, que mi hermano, el pobre, había tenido "más hambre" y le había dado mis correspondientes galletas y chocolate, dejándome a mí sin nada.

A los seis años y si además se ha nacido secundaria, no se sabe como reaccionar ante la flagrante injusticia. El mundo se me vino abajo.

Sin ser consciente de ello, en mí interior fue creciendo un concepto que luego llegó a materializarse y tomar forma: No deben hacerse diferencia con nadie. Cada persona tiene que sentir que es única y muy querida.


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