BOTES. ACUARELA DE PALOMA ROJAS |
A MIS QUERIDOS EXTRAÑOS VECINOS
Como todo el mundo sabe, la gente de mi profesión somos pocos madrugadores pero muy trasnochadores. . Una vez terminada la representación de la noche, y después de la sesión de desmaquillaje y embutirme en mi propia ropa, tengo que cruzar media ciudad hasta llegar a mi casa. Por eso no es raro que el silencio en mi piso sea casi aterrador. Puedo oír mis propios pasos retumbando a lo largo pasillo. Como vivo en un primer piso, sé que no hay posibilidad de despertar a ningún vecino y en cuestión de segundos Morfeo se ha apoderado de mí.
No conozco a mis vecinos de arriba, tan solo se de su existencia por los sonidos que diariamente emiten.
Cuando he alcanzado el estado REM, y estoy en lo mejor de mi sueño,me despiertan varios tac, tac, propinados a las puertas de las habitaciones situadas a lo largo del pasillo. Exactamente 6 pues la distribución de los pisos es la misma en todos.
Sé que a este repiquetear le seguirá un leve minuto de silencio, interrumpido por un desbordamiento de aguas similar a las cataratas del Niágara. Después vienen diez minutos de silencio, que será roto por una marcha militar de 12 pies hacía la cocina de la casa. En ese momento parece que todos los pájaros del parque cercano se han concentrado en ese punto para conversar.
Durante aproximadamente quince minutos escucharé seis portazos consecutivos.
Luego viene la paz.
No tengo nada contra mis vecinos. Tan solo quiero saber quiénes son mis queridos extraños vecinos.