LA RÍA DE BILBAO.ACUARELA DE PALOMA ROJAS

domingo, 29 de marzo de 2009

LO QUE NO SE OLVIDA

DIFERENCIAS




Había pedido con toda fe que mi hermano comiera bien. Efectivamente nunca se plantearon con él los problemas que se plantearon conmigo. Aunque el camino para la solución fue algo distinto a lo esperado.

Ante mis asombrados ojos y oídos, el día que mi hermano dijo con toda naturalidad y seguridad que no quería comer carne -"chichi" le llamaba él- mi madre se volvió hacia quién nos servia la mesa y dijo con sin asomo de resignación, ni drama: " que le hagan una tortilla al niño"

Nadie se fijó en mi, pero mis ojos se clavaron en el vacío, el tenedor quedo suspenso entre el plato y mi boca.

Aprendí que en el mundo hay diferencias y que muchas de estas se deben no tanto a la injusticia sino a la habilidad para saber exponer las propias razones con convicción y encanto.

jueves, 19 de marzo de 2009

VARIACIONES

AGRADECIMIENTOS

Esta vez no se trata de ninguna pieza literaria. El sistema de comentarios del blog no resulta fácil para la mayoría de la gente, incluida yo misma. Muchos habéis recurrido a enviármelos a mi correo, porque evidentemente me conocéis. En parte por agradecimiento y en parte por orgullo he decido copiarlos y subirlos al blog. A todos os doy las gracias; me han animado a seguir adelante y desde luego han contribuido a aumentar mi autoestima aunque sé que no son muy objetivos sino que nacen del cariño y la amistad

Estos son algunos de ellos

“Hola, Begoña: acabo de leer "lo que no se olvida" y me ha encantado. Me ha gustado la historia, la tenacidad de la niña, su rebeldía. Y me ha gustado cómo lo has escrito: esas frases cortas, rotundas (y llovió) (y me enfrié) etc... Me identifico con la niña, no con su constipado, pero sí con la alegría que le da la victoria.La victoria sobre los mayores”.

Begoña: Me parece un acierto lo del Libro Electrónico, el escribir, la réplica... Trasmites unos recuerdos muy agradables que me han trasladado a aquella infancia y maravillosa morada donde vivíamos mis padres, diez hermanos, la abuela -que vivió 101 años con una cabeza y memoria extraordinarias. dos tías..., las mil anécdotas... Tienes una forma de escribir, una narrativa que conectas inmediatamente con el lector. Gracias por tus envíos. Te sigo. Saludos”

“Sinceramente me parece magnífico que tengas estas inquietudes y abras tu corazón y recuerdos hacia los demás.Sencillez narrativa, cercanía y dulzura es lo que he visto en esta primera exposición. Enhorabuena

“Hola, Begoña, yo no sé nada de blogs pero te escribo para animarte a continuar. He leído lo que has escrito y eres una gran promesa. ¡Ánimo!2
Begoña: me ha encantado, ¡como narras! Estupendo”

“Y ¿por qué no ir más allá de recuerdos y escribir desde la imaginación?
! Ánimo escritora!”

“Tu biografía cuidadosamente oculta contribuiría a que pudieses disfrazar de recuerdos los sueños más disparatados”.

Begoña, te agradezco muchísimo que nos hayas enviado la dirección de ese blog que has comenzado y por lo que veo con mucha ilusión por la frecuencia que escribes en él. Desde luego es una buena cosa e incluso sirve de terapia a los que os gusta escribir, poder plasmar todas esas reflexiones que haces y a la vez que te obliga a sacar todo el provecho posible de esas charlas a las que asistes periódicamente. Ideas supongo que podré darte pocas, pues no sabría confeccionarlo y ni siquiera había entrado nunca en el blog de nadie, a pesar de que ya es algo muy común. Decirte sinceramente que me han gustado todos tus artículos en especial el que desarrollas sobre la película de Ciudadano Cane pues pareces toda una especialista. Así que no lo dejes y practica tu afición que yo seguiré tu andadura. Un saludo y hasta el martes."

“Enhorabuena Begoña. Lo has logrado y escribes muy bien¡¡¡¡¡"

“Supongo que has visto mi comentario en tu blog.
¡Qué bien que hayas visto el nuestro! Como ves estamos animadas a hacer algo con aquella idea....
Un abrazo fuerte”

“Querida Begoña:
¡Qué sorpresa conocer esta faceta de tu personalidad...!Deseo que esta aventura te depare muchas buenas experiencias y amistades.
¡Cuenta con la mía! Te leeré asiduamente y- si puedo hacerte alguna aportación- te la haré llegar.
Un abrazo”

“Querida Begoña: He intentado escribirte a través de tu blog pero no lo consigo, cuando venga una de mis hijas le diré que me enseñe. Lo que sí he podido es leer lo que tienes escrito, eres genial me ha encantado, sigue haciéndolo porque de verdad que lo haces estupendamente, yo siempre he pensado que nunca es tarde para casi nada, y me parece tan bonito el que puedas exponer tus pensamientos y tus recuerdos y que nos trasmitas tus vivencias del pasado más lejano o más presente y poder disfrutar leyéndolo. Adelante yo te seguiré leyendo”.



jueves, 12 de marzo de 2009

LO QUE NO SE OLVIDA


PLEGARIA

En mi niñez, además de ser muy feliz, concurrían dos hechos que la ensombrecían. Una era, como he dicho antes, las riñas, castigos y peleas por mi falta de apetito. La otra, no tener hermanas. Ansiaba tenerla con toda las fuerzas de mi alma.
No sé como surgió en mí la idea de subir todos los sábados a Begoña para pedirle a la Virgen que me enviara una hermana. Lo hacía fielmente acompañada por la famosa Seño. Nos plantábamos al pie de las escaleras de Mallona y subíamos al ritmo que permitían mis cortas piernas: sólo tenía 5 años. No dudé nunca de que en algún momento iba a llegar una hermana.
Uno de esos sábados, después de mi corta oración de petición, que consistía en decir con toda sencillez a la Virgen que me mandara una hermana, me asaltó un pensamiento que me encogió el alma y me paralizó. No le podía ocurrir lo mismo que a mí. Pero no me veía con la fuerza moral para ser yo quién hiciera la petición y volviéndome a la Seño (que tenía un muy buen apetito) le imploré que pidiera a la Amatxu que la nueva hermana comiera bien. No podía soportar la idea de que también ella fuera a pasar por el calvario que yo estaba pasando.
Efectivamente nació una criatura que resultó ser un hermano, pero eso no me importó nada. La emoción me dejó muda. Estaba deseando ir a verlo. Cuando a la mañana siguiente me llevaron a la clínica me encontré con un niño dormido que no demostraba el menor interés por mí. No abría los ojos, no miraba, no decía nada. Me apoyé en el borde de la cama de mi madre y disimuladamente empecé a dar suaves patadas en el suelo con la punta de la bota derecha. Esperaba así despertarle y poder tener algún tipo de comunicación. Creí que nadie iba a notar mi estrategia, pero mi madre la captó al segundo y suavemente me dijo: "no creo que lo despiertes así", mientras me miraba con ojos llenos de risa y cariño. Me sentí descubierta y como desnuda. Oculte como pude mi apuro y desilusión

miércoles, 4 de marzo de 2009

VARIACIONES

SOLEDAD COMPARTIDA




Se entretenía sola. No le hacía falta estar siempre en compañía. Desde que fue un ser capaz de recordar y de pensar había creado su propio mundo. Le gustaba estar consigo misma, con sus propios pensamientos, ideas, imaginaciones; también con los personajes de su entorno pero interpretados a través de sus propias formulas mentales. No era vivir otras vidas sino la propia pero compartiéndola imaginativamente, en sus ensueños despiertos, con interlocutores reales pero no presentes.
Era consciente de que ese universo creado por ella no era parte de la verdadera vida; nunca lo confundió con la realidad. Pero le ayudaba a ser más feliz, a contrarrestar la timidez que le hacia parecer insignificante ante los demás, las humillaciones que esto traía consigo, el sentido de fracaso, la incapacidad de compartir su mundo interior; temía las risas de los prosaicos, los realistas, los prepotentes, los faltos de sensibilidad.

Con el paso de los años, ese modo de vivir en soledad se convirtió en un deseo de compartir la propia intimidad, de poder hablar con confianza sin medida, sin temor, de buscar la complementariedad, el gozo de saberse entendida; la identificación.
La encontró. Pero su propia inseguridad le hizo desconfiar de la autenticidad de aquella disposición hacia ella, de aquel sentimiento. Hubiera necesitado la confirmación reiterada de que era así para convencerse de su verdad. Esta actitud hacía que los demás se alejaran porque se sentían rechazados de una manera sutil, por la inexpresividad, la falta de respuesta confiada, la seriedad de alguien que no sabe jugar con sutileza al sí pero no, al no pero sí.
Llegó la madurez y con ella la disposición de lanzarse al vacío del riesgo sin red, de la certeza confirmada por un sentido intimo de haber acertado, de la fe sin pruebas tangibles, materiales, pero con la seguridad de saberse querida, buscada, cuidada, considerada única, objeto de delicadeza, ternura, respeto y pasión.
Un amor que como todo amor auténtico trajo consigo dolor, inquietud, etapas de frialdad, recelo, duda, confirmación, arrepentimiento, sacrificio, búsqueda continua, felicidad compartida;
Era una soledad acompañada por otra existencia compartida, por un amor seguro y fiel, intangible pero real; alguien que no defrauda, que no abandona; que sabe estar en silencio siempre a la escucha, dispuesto a prestar atención, hecho de capacidad de comprensión, de olvido de sí mismo, de deseo de identificación, que retorna sin reproches cuando se le ha abandonado.
No era la soledad de dos en compañía, sino la compañía de dos en soledad buscada, hasta ser solo uno.
Era la plenitud de dos en uno, el ensamblaje perfecto, la complicidad plena, embriagadora, alegría contenida que rebullía en su interior rebosante de paz, de seguridad, de sonrisa permanente.