DIFERENCIAS
Había pedido con toda fe que mi hermano comiera bien. Efectivamente nunca se plantearon con él los problemas que se plantearon conmigo. Aunque el camino para la solución fue algo distinto a lo esperado.
Ante mis asombrados ojos y oídos, el día que mi hermano dijo con toda naturalidad y seguridad que no quería comer carne -"chichi" le llamaba él- mi madre se volvió hacia quién nos servia la mesa y dijo con sin asomo de resignación, ni drama: " que le hagan una tortilla al niño"
Nadie se fijó en mi, pero mis ojos se clavaron en el vacío, el tenedor quedo suspenso entre el plato y mi boca.
Aprendí que en el mundo hay diferencias y que muchas de estas se deben no tanto a la injusticia sino a la habilidad para saber exponer las propias razones con convicción y encanto.
domingo, 29 de marzo de 2009
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